Padre Carlos
Antes que la Ley y más que yo,
cuando lo mío se hizo público
tembló el colosal corazón rojo
De muerto consigo ver como
los tiempos se condensan
en un único punto que me arrastra y me dispara
hacia las almas de los mortales.
Y ahora que la verdad de la justicia Divina
implota mis recuerdos pienso,
esa piba de Reconquista
debe tener razón cuando dice:
“entre el veneno más mortal de la mamba
y ese curita con ojos de plumas caídas
no habría peor suerte que la de sobrevivir”.
Por eso, tan lejos de mis huesos como de la culpa,
libero a mis fieles: no me recen,
sigo eligiendo mi propia naturaleza.
Amén.
miércoles, 15 de julio de 2009
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